En la Región de O’Higgins, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Rayentué, está innovando con un biopreparado agroecológico denominado biolana, que se obtiene del desperdicio de la esquila de las ovejas.
En Pichidegua, comuna ubicada en el centro de la Región de O’Higgins, un grupo de agricultores han comenzado a innovar en la elaboración de biofertilizantes para sus tierras, gracias al trabajo en el área agroecológica que realiza INIA Rayentué, hoy reutilizan los desperdicios de la lana de las ovejas, transformándolos en insumo rico en nitrógeno para sus predios.
“La idea partió hace un tiempo, con la inquietud de dar uso a los desechos que los propios agricultores tenían y no sabían cómo utilizar. Nuestro objetivo es generar una reacción química en la lana de oveja, de manera de romper las moléculas de proteínas y así liberar los aminoácidos que forman parte de la lana. De esta manera, podemos obtener como resultado un biofertilizante rico en nitrógeno que va a favorecer el crecimiento en los cultivos”, señala la investigadora Bárbara Vega, quien está a cargo del convenio de capacitación junto a la Municipalidad de Pichidegua y ejecutado por INIA Rayentué.
Dentro del grupo de pequeños productores de la comuna, Lorena Barrera y Hernán Lizana, son quienes lideran este Biopreparado, ya que poseen una granja donde cuentan con estos desechos, y ya comenzaron con la preparación de la denominada “biolana”.
“Este es un proyecto muy enriquecedor, ya que nos hemos dado cuenta que no ha sido en vano el manejo que hemos tenido de nuestros residuos orgánicos. Es maravilloso entender los procesos y cómo se pueden obtener nutrientes de la lana del cordero. Feliz de aportar con mi trabajo y con la guía de Bárbara y de INIA, apuntamos a que en un futuro no muy lejano podamos aportar a nuestra tierra lo que hasta hace poco solo eran desechos”, indicó Lorena Barrera.
“Para nosotros como INIA es importante avanzar en la implementación de metodologías agrícolas que sean sustentables y amigables con el medioambiente, por lo que proyectos como este no solo van en dicha dirección, sino que permiten a los pequeños agricultores capacitarse y comprender mejor el camino de la agroecología, donde nada se pierde y somos capaces de ser autosustentables a la vez que evitamos químicos procesados que dañan muchas veces la tierra e incluso podrían dañar la salud de las personas”, señala la ingeniera agrónoma Bárbara Vega.
Para confeccionar la biolana, se debe contar con unos 15 kilogramos de lana, 5 kilos de hidróxido de potasio y 5 kilos de ceniza arneada. El aporte de ceniza se debe a que es rica en minerales y oligoelementos esenciales para el crecimiento de las plantas, como el potasio, el fósforo y calcio. Además, contiene pequeñas cantidades de otros nutrientes como el magnesio, el hierro y el zinc, lo que finalmente puede ayudar a mejorar la estructura de suelo.
Acerca de INIA
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos en torno a 5 áreas estratégicas: Cambio Climático, Sustentabilidad, Alimentos del Futuro, Tecnologías Emergentes, y Extensión y Formación de Capacidades. Estas iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, creando valor y proponiendo soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y la sociedad, generando una rentabilidad social que varía entre 15% y 25%, por cada peso invertido en cada uno de sus proyectos.
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