Los fitomejoradores Carlos Urrea, de la Universidad de Nebraska, y Kianyon Tay del INIA Quilamapu, evaluaron en el Campo Experimental Santa Rosa de INIA, en Chillán, avances de un convenio de colaboración que busca mejorar, de manera natural, la resistencia de porotos a enfermedades, plagas y escasez de agua.
Un importante convenio de colaboración para generar variedades de porotos resistentes a la principal enfermedad y plaga que afecta este popular cultivo en ambos países, están llevando a cabo investigadores de la Universidad de Nebraska y del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, entidad dependiente del Ministerio de Agricultura. En ese contexto y fruto de un convenio de colaboración que data de 2018, el fitomejorador Carlos Urrea visitó Chillán, para reunirse con el encargado del programa de mejoramiento genético de legumbres de INIA, Kianyon Tay.
“Lo que yo estoy haciendo aquí, es avanzar en las generaciones, o sea, haciendo que el programa de fitomejoramiento de porotos sea más eficiente, para poder liberar variedades en menos tiempo”, explicó Urrea, mencionando las ventajas de trabajar en el verano de Chile cuando en Estados Unidos es invierno. Añadió que el convenio entre ambas instituciones “me permite colaborar con el programa de mejoramiento de legumbres de INIA. “Hemos estado haciendo cruzamientos para mejorar la resistencia de los porotos al virus del mosaico común, que es endémico en esta zona, y también para producir granos resistentes a la acción de gorgojos (Acanthoscelides) en los granos almacenados”.
El convenio también ha permitido la incorporación de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, facilitando el entrenamiento de estudiantes chilenos en Nebraska. “Ya hemos entrenado a cuatro estudiantes de pregrado y en esta visita estamos seleccionando a nuevos postulantes”, destacó Urrea.
Colaboración virtuosa
La colaboración entre ambas instituciones y que hoy se refleja en los ensayos establecidos en el Campo Experimental Santa Rosa de INIA Quilamapu en Chillán, se originó hace más de siete años tras un encuentro en el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en Colombia. Desde entonces, ambos fitomejoradores empezaron a cruzar distintos tipos de porotos, entre ellos el tórtola chileno o coscorrón corriente, con la finalidad de encontrar resistencia a enfermedades y plagas, pero también buscar una estructura más erguida de las plantas y así facilitar su cosecha mecánica. “Lo ideal es tener un tipo de planta bien recta, con una vaina posicionada a unos 10 o 15 centímetros del suelo, lo que genera mucho menos pérdida”, explicó el investigador de Nebraska.
Menos agua y resistencia a virus y gorgojos
Otro aspecto clave en el que han estado trabajando ambos mejoradores de porotos es en la mejora en la tolerancia a la sequía. “Estamos probando materiales que demandan menos agua de riego y ya contamos con dos tipos comerciales con esta característica: Great Northern (un poroto blanco que tiene mayor aporte de hierro) y los porotos pintos Slow Darking Trade, que tienen la ventaja de mantener su apariencia fresca por más tiempo”, afirmó Urrea.
El especialista detalló que lo que se tiene hoy es un importante trabajo con porotos tipo tórtola y coscorrón corriente resistentes a la acción de los gorgojos, desarrollado en Chile por el investigador Kianyon Tay. A ello se suma líneas (potenciales variedades) de porotos provenientes de Nebraska que pueden resistir los ataques del virus del mosaico común, la principal enfermedad que afecta el cultivo. Por último, destacó la identificación de líneas promisorias de porotos con tolerancia a la sequía, “las que comenzarán a ser incorporadas a los materiales chilenos”.
A pesar de los avances conjuntos, Urrea enfatizó que el desarrollo de nuevas variedades comerciales que estén disponibles para los consumidores aún requiere tiempo. “Diría que nos faltan entre tres y cuatro años, ya que el proceso toma alrededor de una década”.
Ambos investigadores destacaron el esfuerzo combinado lo que, desde el punto de vista alimentario, permite la creación de cultivos de porotos más resistentes que podrán beneficiar a los agricultores frente a los desafíos climáticos y fitosanitarios.
Acerca de INIA
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos en torno a 5 áreas estratégicas: Cambio Climático, Sustentabilidad, Alimentos del Futuro, Tecnologías Emergentes, y Extensión y Formación de Capacidades. Estas iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, creando valor y proponiendo soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y la sociedad, generando una rentabilidad social que varía entre 15% y 25%, por cada peso invertido en cada uno de sus proyectos.
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