El Programa Araucanía Frutícola, financiado por el Gobierno Regional y ejecutado por INIA Carillanca, cuenta con cuatro componentes o ejes de trabajo. El primero de ellos busca, a través de innovación tecnológica, que la fruticultura se adapte al clima y suelo de la región, y luego transferir los conocimientos a los agricultores. En este contexto, el programa culminó recientemente una etapa relevante, que consistió en la instalación sistemas de protección cultivos, en la Unidad de Investigación de Frutales de INIA Carillanca, las que ahora cuentan con coberturas y sistema de control de heladas automatizados, en especies relevantes para la región como son cerezos, arándanos y frambuesas. Esto permitirá proteger dichos cultivos de eventos extremos -exceso de lluvia, aumento en la frecuencia e intensidad de heladas y ráfagas de viento- condiciones que se han visto acentuadas como efecto del cambio climático en el sur de Chile
Cabe indicar que el objetivo principal del programa es desarrollar nuevos paquetes tecnológicos, adaptados a la realidad local, para alcanzar el máximo potencial productivo de las especies frutales con proyección La Araucanía. «Hacer fruticultura en el sur es distinto a la zona central, por nuestras particularidades de clima y suelo. Por ello, es fundamental desarrollar nuestros propios manejos tecnológicos para alcanzar el potencial productivo de las distintas especies», señala Abel González, investigador de INIA y director del programa Araucanía Frutícola.
Una de las tecnologías clave que se está implementando es el desarrollo de coberturas, las cuales permiten establecer frutales en condiciones protegidas, mitigando los riesgos climáticos como el exceso de precipitaciones en momentos críticos, las temperaturas en primaveras frías y el control de heladas. Asimismo, en una experiencia pionera para cerezos, se instaló un sistema de control de heladas de bajo volumen con agua, que se espera evite los daños en los tejidos de las plantas y en la flores, puerta de entrada de enfermedades, típicas del sur como el cáncer bacterial.
Bajo estas estructuras de protección, también se están evaluando nuevas variedades para identificar aquellas que alcanzan un alto potencial productivo y la calidad exigida por los mercados. «Estas condiciones micro climáticas son interesantes para maximizar rendimientos, mejorar la calidad de los frutos y obtener mejores calibres, diferenciando así los productos de nuestra región», explica González.
Cambio Climático
El desarrollo de la fruticultura protegida se presenta como una estrategia fundamental para mitigar los efectos del Cambio Climático, que si bien trae consigo la posibilidad de cultivar nuevas especies gracias al aumento de temperaturas, también incrementa riesgos como lluvias excesivas, granizos y heladas. «Cuando se desarrolla una unidad de investigación, se piensa en la fruticultura de los próximos veinte o treinta años, buscando determinar si bajo estas condiciones de protección se puede lograr una fruticultura rentable y si estos paquetes tecnológicos pueden ser adoptados por los agricultores de la región», afirma el ingeniero agrónomo.
Actualmente, la investigación se encuentra en una primera etapa de evaluación de nuevas variedades y distintos tipos de materiales de cobertura, analizando la incidencia y transmisión de luz para identificar los más eficientes. Los primeros resultados en frambuesa son prometedores, demostrando que las coberturas permiten extender el período de cosecha hasta principios de mayo, ofreciendo un producto fresco en un momento del año donde solo se encuentra congelado.
Según la Directora Regional de INIA Carillanca, Claudia Osorio Ulloa, «para INIA, el sector frutícola es tremendamente importante y emergente en La Araucanía, dadas las condiciones generadas por el Cambio Climático y las oportunidades que esto representa. El trabajo del programa Araucanía Frutícola es vital, ya que no solo generamos investigación en nuevas especies, variedades y manejos agronómicos, sino que también creamos capacidades y nuevas competencias en profesionales de la región. Además, se está llevando a cabo un plan de transferencia tecnológica con agricultores, generando nuevas expectativas y el establecimiento de nuevos huertos en colaboración con otros servicios”.
INIA Carillanca se consolida como referente en fruticultura para el sur de Chile
La unidad de investigación de INIA Carillanca avanza firmemente para convertirse en el principal referente en investigación frutícola del sur de Chile. Actualmente, cuenta con una superficie de 2,3 hectáreas plantadas, donde se desarrollan cerca de 4.463 plantas pertenecientes a seis especies: arándano, avellano europeo, cerezo, frambuesa, maqui y vid.
En este espacio se evalúan cerca de 70 variedades a través de 16 ensayos de investigación, cuyos resultados serán empaquetados y transferidos a agricultores y profesionales del sector. Esta labor forma parte de los principales logros del Programa Frutícola Araucanía, con el respaldo del Gobierno Regional de La Araucanía.